Instituto de Entrenamiento en Pareja y Familia A.C.

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“Mamá… que bueno que “nosotros” hicimos un buen divorcio”

Esta frase me la regaló mi hijo después de un tiempo, cuando termino el proceso de nuestro divorcio; claro tuve que aclararle que el “nosotros” fuimos su papá y su mamá, no él, sin embargo esto ejemplifica cuan inmersos se sienten los hijos ante la separación o divorcio de sus padres.

El significado de divorcio o separación de los padres, puede variar en los hijos, dependiendo de las circunstancias previas, de la personalidad de cada quien, de la edad, sin embargo hay una constante: que papá y mamá se encuentran inmersos en sus propios sentimientos, por lo que comúnmente no pueden estar emocionalmente cerca de ellos.

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En los hijos muchas veces la separación de los padres significa que su familia terminó, pero en realidad es un cambio en la estructura de esta familia, en la cual, todos sus miembros pasan por un proceso de adaptación, se mueven todas las áreas de la familia y a veces esto da como resultado, que los hijos se vean atrapados en posiciones o haciendo cosas que no les corresponden; otras veces los padres comienzan a hacer alianzas con los hijos y la tensión se generaliza en estados de animo incomprensibles para todos, enojos, miedos, tristeza, etc., sentimientos que no se entienden y por lo tanto no se atienden.

Para poder hablar a los hijos sobre el divorcio que se está experimentando en el matrimonio, es necesario que primero uno mismo pueda hablárselo a si mismo, ya que de la forma en que uno mismo se lo narra, será la forma en la que lo transmitirá a los hijos, que se analicen los conceptos que uno mismo tiene sobre su propio proceso de divorcio, para poder resignificar un proceso de duelo en un proceso de cambio, lo que permita ir hacia una reestructuración familiar más sana y hacer de este proceso un rito de transición; un momento más en la vida de una familia, cambiar la percepción de un todo a un momento, un momento de cambio, donde todos los miembros se reajustan al mismo tiempo que viven su propio duelo, pero que también pasará y debe pasar para estar mejor.

Es importante abrir un espacio para preguntas, comentarios y expresiones de los sentimientos de los hijos y que ellos sepan que la decisión de un divorcio solo les compete a papá y mamá, que no son culpables, ni es negociable y que está basado en buscar lo mejor para todos a pesar del dolor que se experimenta en ese momento.

A través de la compañía de otras personas que han pasado por situaciones similares se puede tener una red de apoyo, desde la comprensión, hasta la necesidad de hablar de lo que se está viviendo y sintiendo, y también en un proceso terapéutico donde se pueden encontrar las herramienta para atender las emociones generadas como el enojo, la tristeza, la culpa, etc., ya que la reconstrucción de uno mismo es el primer paso para la reconstrucción de un marco familiar más sano. Aprender que el divorcio no rompe a la familia, pero que el conflicto si puede romperla, por lo cual de la manera en que se afronte el conflicto, la familia tendrá mejores oportunidades de readaptarse.

El Dr. Mario Zumaya dice: “una pareja exitosa no es solo aquella que sabe permanecer junta, sino también es aquella que sabe cuando separarse”, así que vale mucho la pena hacer un buen divorcio para uno mismo y para los hijos.

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